Cuento de Pinocho


Naiana Carvalho
Naiana Carvalho
Educadora y especialista en Psicopedagogía

Érase una vez un hombre llamado Geppetto que vivía solo y fabricaba hermosos muñecos de madera. Su mayor sueño era tener un hijo con el que pudiera compartir todo el amor y el cariño que sentía en su corazón.

Un día, Geppetto decidió hacer un muñequito de madera y, cuando terminó, suspiró: "Ojalá este muñequito de madera fuera de verdad y pudiera vivir aquí conmigo...". Para su sorpresa, el muñequito cobró vida y Geppetto gritó de alegría.

Entre risas de felicidad, le puso el nombre de Pinocho y le ayudó a vestirse. Le dio algunos libros, un beso en la mejilla y le envió a la escuela unos días más tarde. Antes del primer día de clase, Geppetto le advirtió: "En cuanto acabe la escuela, vuelve a casa, Pinocho".

De camino a la escuela, Pinocho quedó maravillado con un espectáculo de marionetas en la plaza y bailó tan bien que el dueño de las marionetas le ofreció cinco monedas de oro. Pinocho estaba encantado y sólo pensaba en lo feliz que se pondría Geppetto cuando le entregara las monedas. Pero cuando se acercaron a la escuela, dos hombres maliciosos convencieron al ingenuo títere para que fuera con ellos a una posada a comer y dormir.

Después de comer, a Pinocho le dio sueño y se quedó dormido. Soñó que era rico y que él y su padre Geppetto vivían sin dificultades y eran muy felices.

Cuando despertó, estos hombres convencieron a Pinocho para que enterrara sus monedas de oro en un lugar que conocían y le dijeron: "¡Las monedas enterradas aquí se convertirán en un árbol del dinero y nunca más tu padre, que ya está viejo y cansado, tendrá que trabajar!".

Pinocho así lo hizo y esperó a que las monedas de oro se convirtieran en un árbol del dinero. Sin embargo, aparecieron unos hombres malvados y se llevaron las monedas de oro mientras Pinocho dormía.

Sin saber qué hacer, Pinocho empezó a caminar hasta que se encontró con una señora vestida de azul, a la que pidió ayuda. Lo que él no sabía era que la señora era el hada azul. El hada le dijo que le ayudaría y le preguntó quiénes eran sus padres y dónde vivía. Pinocho respondió: "No tengo casa ni nadie con quien vivir". El hada azul se dio cuenta de que Pinocho mentía y su nariz empezó a crecer.

El hada azul le contestó: "Vuelve a casa con tu padre. Pórtate bien y no vuelvas a mentir". Pinocho prometió que lo haría y su nariz volvió a su tamaño normal.

De camino a casa, Pinocho paró en un parque de atracciones y su nariz empezó a crecer de nuevo porque había roto su promesa al hada. En el parque le dijeron que podía comer todos los helados que quisiera. Lo que no le dijeron es que los helados le convertirían en burro.

Pinocho comió hasta no poder más y, en cuanto se convirtió en burro, lo vendieron a un circo. Le obligaron a trabajar duro y le trataron tan mal que, al poco tiempo, no podía ni andar.

Como ya no estaba en condiciones de trabajar en el circo, el dueño lo arrojó al mar. En cuanto cayó al mar, volvió a convertirse en un niño de madera.

En el mar, una ballena que pasaba por allí vio a Pinocho y se lo tragó, pensando que era un pececillo más del mar.

Dentro de la ballena, y para sorpresa de Pinocho, ¡el niño encontró a Geppetto! Había ido a buscarle y había acabado también en el vientre del animal.

Estaba muy débil y enfermo, y un pez que también estaba allí le dijo: "¡Súbete a mi lomo y te llevaré a casa!". Así lo hicieron, y cuando llegaron a casa, Pinocho cuidó muy bien de Geppetto hasta que se puso bueno.

El hada azul volvió a aparecer y, al ver que Pinocho se había portado tan bien con Geppetto, le dijo: "Ya que ahora eres un niño bueno, te convertiré en un niño de verdad". Y así fue. Geppetto tuvo por fin el hijo que tanto había deseado y los dos fueron felices para siempre.

Cuento de Pinocho

Interpretación y moraleja del cuento 📚

La moraleja de la historia de Pinocho es que las mentiras duran poco y siempre se descubren. Pinocho aprende que la honradez es un valor importante y que mintiendo no sólo se perjudica a sí mismo, sino también a los que le rodean. La historia también muestra que las consecuencias de nuestros actos pueden ser graves y que es importante asumir la responsabilidad de nuestros errores e intentar enmendarlos.

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Naiana Carvalho
Naiana Carvalho
Graduada en Pedagogía desde 2011 y especialista en Psicopedagogía por la Universidad Estatal de Ceará, trabaja en la creación de guiones para películas institucionales y publicitarias desde hace más de diez años.