Cuando una persona especial se ausenta, las palabras se convierten en puentes para expresar con el corazón. Frases sinceras que transmiten nostalgia ayudan a liberar emociones, encontrar consuelo y recordar que decir “te echo de menos” también es una forma de sanar.
A veces intento no pensarte, pero el corazón no coopera. Te echo mucho de menos...
Hay momentos en que me hago el fuerte, pero mi alma te llama bajito porque te echo de menos.
Te pienso y te extraño porque hay partes de mí que no te han dejado ir.
Hay huecos en mi día que solo tú sabrías llenar. Sabes que te espero.
A veces me sonrío solo, y es porque pasaste por mi cabeza.
No sé si es costumbre o amor, pero te sigo esperando en silencio.
Si supieras cuántas veces fuiste tema de mi mente hoy…
No sé muy bien por dónde empezar, porque a veces lo que más se siente es justo lo que más cuesta poner en palabras. Pero hoy simplemente te echo de menos. No de esa forma casual que se dice por costumbre, sino de verdad… con el alma un poco apretada y los recuerdos haciendo ruido.
Nada ha cambiado realmente… excepto que ya no estás y que te echo mucho de menos.
Me reí… pero no tanto como cuando tú estás.
Me haces falta, y no encuentro reemplazo ni distracción.
Contigo no necesitaba decir mucho para que me entendieras. Bastaba una mirada, un gesto, un silencio… y ya sabías lo que pasaba dentro de mí. No imaginas cuánto te echo de menos.
Hasta el café sabe distinto desde que no estás. Te echo de menos.
Te echo de menos con la fuerza de todo lo que no digo.
Me falta una pieza que no se vende, no se encuentra, no se repite. Me faltas tú.
Algo en mí anda a medias desde que no estás.
Hoy hubo un momento que sentí que faltaba alguien… y eras tú.
Te echo de menos hasta en los lugares donde nunca estuvimos juntos.
Camino, respiro, hago lo de siempre… pero sin esa parte mía que eras tú.
Hay un silencio específico que solo tú sabías romper. Te echo de menos.
Te echo de menos porque contigo los días eran livianos, incluso cuando todo afuera pesaba. Tu presencia era como un refugio que no se notaba hasta que dejó de estar.
Apareces en mis pensamientos como canción pegajosa: sin aviso y sin salida.
Te pienso sin buscarte, como un reflejo involuntario.
Si estuvieras aquí, hasta este día tonto tendría sentido.
Te echo de menos en el silencio de mis días, en los espacios donde solías estar sin decir nada y aun así lo llenabas todo. Te echo de menos cuando algo bonito me pasa y mi primera reacción es querer contártelo.
Me falta tu risa, tu voz diciendo tonterías, tus ojos diciéndome sin hablar que todo iba a estar bien.
Eres pensamiento recurrente en la sala VIP de mi cabeza. Te echo de menos...
A veces no sé si echo de menos a la persona que eras, o a la persona que yo era cuando estaba contigo.
Mis ideas hacen fila para encontrarse contigo.
Te pienso más de lo que admito. Y aunque trato de seguir con mi vida, hay partes del día en las que tu ausencia se nota demasiado.
Me haría bien un abrazo tuyo justo ahora.
Cada minuto lejos de ti se estira como si el reloj se burlara.
No voy a adornarlo demasiado: te extraño. Te echo muchísimo de menos. Me doy cuenta en los momentos más tontos del día. Cuando veo algo gracioso y pienso “esto se lo mandaría”, o cuando escucho esa canción que cantabas mal a propósito solo para hacerme reír. Te extraño hasta en las peleas, fíjate...
Me haces falta incluso cuando me digo que todo está bien.
No quiero volver, pero tampoco sé cómo soltar del todo.
El tiempo pasó… pero tú aún sabes cómo doler.
Me pregunto si tú también sientes el eco de lo que fuimos.
Te fuiste, pero dejaste tus recuerdos en modo repetición.
Cada lágrima que se va es una conversación que no tuvimos.
No estás… y aún así, sigues iluminando mis días oscuros.
No sé si alguna vez te lo dije de esta manera, pero desde que no estás, hay momentos en los que me detengo sin saber por qué. Y luego caigo: es porque te pienso. Porque te echo de menos.
Hoy me rendí. Dejé de hacerme el fuerte, de fingir que ya no me importa, de convencerme de que esto no me afecta. La verdad es que te echo de menos. Mucho.
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