César Vallejo (16 de marzo de1892- 15 de abril de 1938) fue un poeta y escritor peruano. Por su carácter innovador, es una de las figuras más reconocidas de la poesía universal del siglo XX. Su obra, llena de dolor y compromiso humano, aborda temas universales como la injusticia social, la fe quebrantada, la muerte y la solidaridad. Algunos de sus títulos más importante son Los Heraldos Negros, Trilce y Poemas Humanos.
Yo nací un día que Dios estuvo enfermo.
César Vallejo

Saber más es ser más libre.
César Vallejo
Hoy me gusta la vida mucho menos,
pero siempre me gusta vivir.César Vallejo
No es grato morir, señor, si en la vida nada se deja y en la muerte nada es posible.
César Vallejo
Los intelectuales son rebeldes, pero no revolucionarios.
César Vallejo
¡Melancolía, deja de secarme la vida y desnuda tu labio de mujer!
César Vallejo
Quisiera hoy ser feliz de buena gana.
César Vallejo
Mi dolor es el viento del norte y del viento del sur.
César Vallejo
¡Oh! Botella sin vino ¡Oh! ¡Vino que enviudó de esta botella!
César Vallejo
¡Dejadme! La vida me ha dado ahora en toda mi muerte.
César Vallejo
Poemas de César Vallejo

Trilce: Poema LVI – Todos los días amanezco a ciegas
Todos los días amanezco a ciegas
a trabajar para vivir; y tomo el desayuno,
sin probar ni gota de él, todas las mañanas.
Sin saber si he logrado, o más nunca,
algo que brinca del sabor
o es sólo corazón y que ya vuelto, lamentará
hasta dónde esto es lo menos.El niño crecería ahíto de felicidad
oh albas,
ante el pesar de los padres de no poder dejarnos
de arrancar de sus sueños de amor a este mundo;
ante ellos que, como Dios, de tanto amor
se comprendieron hasta creadores
y nos quisieron hasta hacernos daño.Flecos de invisible trama,
dientes que huronean desde la neutra emoción,
pilares
libres de base y coronación,
en la gran boca que ha perdido el habla.Fósforo y fósforo en la oscuridad,
lágrima y lágrima en la polvareda.
Bordas de hielo
Vengo a verte pasar todos los días,
vaporcito encantado siempre lejos…
Tus ojos son dos rubios capitanes;
tu labio es un brevísimo pañuelo
rojo que ondea ¡en un adiós de sangre!Vengo a verte pasar; hasta que un día,
embriagada de tiempo y de crueldad,
vaporcito encantado siempre lejos,
la estrella de la tarde partirá!Las jarcias; vientos que traicionan; vientos
de mujer que pasó!
Tus fríos capitanes darán orden;
y quien habrá partido seré yo.César Vallejo
Ágape
Hoy no ha venido nadie a preguntar;
ni me han pedido en esta tarde nada.No he visto ni una flor de cementerio
en tan alegre procesión de luces.
Perdóname, Señor: qué poco he muerto!En esta tarde todos, todos pasan
sin preguntarme ni pedirme nada.Y no sé qué se olvidan y se queda
mal en mis manos, como cosa ajena.He salido a la puerta,
y me da ganas de gritar a todos:
Si echan de menos algo, aquí se queda!Porque en todas las tardes de esta vida,
yo no sé con qué puertas dan a un rostro,
y algo ajeno se toma el alma mía.Hoy no ha venido nadie;
y hoy he muerto qué poco en esta tarde!César Vallejo
Los pasos lejanos
Mi padre duerme. Su semblante augusto
figura un apacible corazón;
está ahora tan dulce…
si hay algo en él de amargo, seré yo.Hay soledad en el hogar; se reza;
y no hay noticias de los hijos hoy.
Mi padre se despierta, ausculta
la huida a Egipto, el restañante adiós.Está ahora tan cerca;
si hay algo en él de lejos, seré yo.
Y mi madre pasea allá en los huertos,
saboreando un sabor ya sin sabor.
Está ahora tan suave,
tan ala, tan salida, tan amor.Hay soledad en el hogar sin bulla,
sin noticias, sin verde, sin niñez.
Y si hay algo quebrado en esta tarde,
y que baja y que cruje,
son dos viejos caminos blancos, curvos.
Por ellos va mi corazón a pie.César Vallejo
Verano
Verano, ya me voy. Y me dan pena
las manitas sumisas de tus tardes.
Llegas devotamente; llegas viejo;
y ya no encontrarás en mi alma a nadie.Verano! y pasarás por mis balcones
con gran rosario de amatistas y oros,
como un obispo triste que llegara
de lejos a buscar y bendecir
los rotos aros de unos muertos novios.Verano, ya me voy. Allá, en setiembre
tengo una rosa que te encargo mucho;
la regarás de agua bendita todos
los días de pecado y de sepulcro.Si a fuerza de llorar el mausoleo,
con luz de fe su mármol aletea,
levanta en alto tu responso, y pide
a Dios que siga para siempre muerta.
Todo ha de ser ya tarde;
y tú no encontrarás en mi alma a nadie.Ya no llores, Verano! En aquel surco
muere una rosa que renace mucho…César Vallejo
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